domingo, 28 de octubre de 2018

Capellanías y memorias

Quisiéramos acercarnos a una raíz también del vigor de la fe en Casas de Millán.
Si hemos considerado el mundo religioso a través de las personas “importantes” nacidas en el pueblo; de quienes dejaron sus huellas en la devoción popular petrificada en ermitas y devociones o asociaciones, no hemos de perder de vista otra manifestación de la fe del pueblo mediante las capellanías y memorias aquí fundadas.
 
Aunque sea brevemente daremos noticia de las fundaciones que tuvo la Parroquia de S. Nicolás de Bari de Casas de Millán.
 
¿Qué son las capellanías y fundaciones en el siglo XVII y XVIII? Las capellanías son fundaciones perpetuas hechas con la obligación aneja de cierto número de misas u otras cargas espirituales que debe cumplir el poseedor en la forma y lugar previstos por el fundador.
 
Se trata por consiguiente de que un feligrés separaba de su patrimonio unos bienes, que posteriormente se asignaban, ordinariamente a un clérigo, para que pudiera mantenerse de ellos. A su vez dicho clérigo se comprometía a celebrar en una capilla un cierto número de misas o rituales sagrados por el alma del fundador, que ordinariamente ampliaba a su familia.
 
Esta forma de financiación proporcionaba a la Iglesia una gran masa económica de bienes, separados del conjunto de la economía, y que ayudaba a  sufragar las cargas espirituales que necesitaba.
 
Había modalidades. Así nos encontramos con capellanías colativas y laicales.
En las primeras ordinariamente los bienes pertenecen a la Iglesia, que se encarga de administrarlos como apoyo económico para el capellán. Al ser bienes de la Iglesia necesitaba intervención del Obispo aprobándolas.
 
Las laicales no necesitan intervención de la autoridad eclesiástica. Se deben distinguir éstas de las memorias y aniversarios, es decir, las misas que se mandaban en los testamentos que se aplicasen por las almas del testamentario u otras intenciones. Ello no suponía una vinculación perpetua. Por el contrario, en las capellanías laicales los bienes sobre los que está sustentada la fundación se separan de la herencia del fundador y quedan vinculados a la capellanía.
 
La fundación de capellanías constituyó una práctica muy difundida en España durante los siglos XVI al XVIII que incluso se hizo extensible a las colonias españolas de América.
 
Quiero advertir, puesto que tenemos algunas capellanías en la Parroquia de este tipo, que el capellán electo fuese un menor no ordenado; en este caso su tutor se encargaba de mandar decir las misas a una tercera persona pagándole según la limosna acostumbrada (de dos a cuatro reales) y utilizando el superávit para ayudar en el mantenimiento y estudios del capellán. E incluso encontrarse ausente el capellán nombrado y mientras dure dicha ausencia nombrarse un capellán interino.
 
Después de esta advertencia veremos una posibilidad que pudo haber en la Parroquia del pueblo.
 
CAPELLANÍAS HABIDAS EN EL SIGLO XVIII
 
Llegados a este punto podemos decir que nos encontramos en el año 1753 con 42 capellanías en la relación que de ellas se hace en el “ÍNDICE DEL LIBRO “CATASTRO DEL MARQUÉS DE LA ENSENADA”
 
Es necesario hacer constar que no todas las fundaron feligreses de aquí.
  • Capellanía de Catalina González, La Beata
  • Capellanía que fundó Matías Gil e Inés González
  • Capellanía que D. Alonso Franco
  • Capellanía que fundó Lorenzo Cordero
  • Capellanía del Comisario D. Miguel Rosado
  • Capellanía que fundó D. Miguel Rosado
  • Capellanía de María Rodríguez
  • Capellanía de Alonso Gómez Herrero
  • Capellanía de Diego González Sastre
  • Capellanía de Juan Martín del Barco
  • Capellanía de Francisco Suárez de la Vega
  • Capellanía del Bachiller Pedro Cabezas Pedroche y D. Juan Rubio
  • Capellanía que en S. Esteban de Plasencia fundó Alonso Ramos Camberos
  • Capellanía segunda que en Cañaveral fundó D. Alonso González Blázquez
  • Capellanía que en Plasencia fundó D. Juan de Arianiega
  • Capellanía que en Cañaveral Fundó Catalina 
  • Capellanía que en Monroy fundaron Juan González Lorenzo y María Rodríguez.
  • Capellanía de Ánimas fundada en este lugar.
  • Capellanía que en este lugar fundó D. Bartolomé Domínguez
  • Capellanía que en lugar de Cañaveral fundó Alonso González Blázquez
  • Capellanía que en este lugar fundó el Lic. Martín Sánchez
  • Capellanías primera y segunda que en la Serradilla funda D. Juan García Torrejón y Ana González.
  • Capellanía que en este lugar fundó el Doctor Juan Sánchez
  • Capellanía que en este lugar fundó Juan Lorenzo y Catalina Sánchez
  • Capellanía que en S. Martín de Plasencia fundó Juan Hernando de Quirós
  • Capellanía que en Serradilla fundo Martín Caballero
  • Capellanía que en Plasencia fundó D. Francisco Lobera
  • Capellanía que en Plasencia fundó Catalina González, la Chuca
  • Capellanía de Alba y once que en la villa de Mirabel fundo D. Florián Serrano
  • Capellanía que en S. Nicolás de Plasencia fundo Dª Ana Nieto de Trejo
  • Capellanía que en Plasencia fundó Dª Estefanía  González de Carvajal
  • Capellanía que en S. Esteban de Plasencia  fundó Isabel Álvarez de Saavedra
  • Capellanía que en Santiago del Campo fundó Sebastián Jiménez Cirujano
  • Capellanía que fundó en Plasencia Hernando de Almaraz
  • Capellanía que en Plasencia fundó Hernando de Villalba
  • Capellanía que en Plasencia fundó D. Pedro de León
  • Capellanía que en Plasencia fundó D. Enrique de Guzmán
  • Capellanía de Casar de Cáceres
  • Capellanía que en Plasencia fundó D. Pedro Buezo
  • Capellanías y memorias que en Plasencia fundó el Arcediano Rodrigo Pérez
  • Capellanía que en Plasencia fundó D. Bernardino de Cabreros
Una pregunta surge fácilmente: ¿Cómo es que hay tantas capellanías en un pueblo pequeño? Sospechamos que la razón puede estar en lo que relatamos a continuación, aunque puede que no estemos en lo cierto, ya que hay datos históricos que se contradicen.

lunes, 15 de octubre de 2018

La Cofradía de Nuestra Señora del Rosario (y II)

El Retablo

Al irse incrementando los caudales que como limosna, puesto que no hay cuotas a los cofrades, se trata de mantener el retablo, que ya debe llevar tiempo, y tiene deterioros. Así, en el cabildo del  16/05/1677: Se hace propuesta de lucir el tabernáculo de Ntra. Sra. del Rosario
 
Y en el Cabildo del 23/05/1677. Dice textualmente:
 
“… han buscado persona que renueve dicho tabernáculo pintando y dorando todo lo necesario y que la última estimación que por ello pedía el maestro era de dos mil cien reales, con otros retenes que por todo importaba más de dos mil doscientos reales, que viesen si convenía el proseguir con dicha obra y de donde se había de satisfacer. Acordaron que dichos oficiales prosigan y fenezcan a quedar pintado y dorado dicho tabernáculo y demás adornos necesarios y para la satisfacción dicho oficiales pidan limosna graciosa por el lugar, y para los que faltare, en especial vendan el novillo que dicha cofradía tiene y generalmente se valgan de los bienes que tiene dicha Cofradía según en la forma que lo aprobó dicho cabildo”
 
Esto ya nos da idea del aprecio que tenían para con la Virgen del Rosario.
 
¿Se realizó dicho proyecto? Parece ser que sí, pues tenemos algunas partidas que constan en los cabildos para sufragar el costo.
 
Reunir dinero para el pago tuvo sus dificultades, puesto que vemos que se hacen peticiones en distintas direcciones. Así, nos encontramos con que en el año 1677 en las cuentas de cargos aparecen 21,532 maravedíes “que importó la limosna que dieron los vecinos para renovar el tabernáculo de Nuestra Señora… y 3 fanegas y 3 celemines de trigo que así mismo se juntó”
 
Así mismo en las cuentas de dicho año el mayordomo hace constar que:
 
Ha recibido 10,438 maravedíes “que así mismo me dieron de limosna los que se juntaron en cabildo para ayuda a dorar el retablo en los que van incluidos 48 reales que dieron los paramentos”
 
La cantidad de 11,594 maravedíes que valieron los granos que le entregó Diego Rosado en el ofertorio de doña X  para ayuda a la costa del retablo”
 
Como en todas estas situaciones hubo que hacer arreglo de una cantidad que debía aportar la Cofradía a un convento de Garrovillas. Dice textualmente:
 
“Se le cargan 34,000 maravedíes por los mismos que en conformidad del acuerdo que se acordó en cabildo se tornaron a censo del convento de monjas de la Salud de la villa de las Garrovillas para ayuda a limpiar el retablo con advertencia a que la dicha Cofradía  pague del principal y los réditos”
 
Estos caudales no bastaron para pagar las distintas faenas que se realizaron en el retablo, puesto que nos encontramos, que debieron empeñarse en alguna cantidad, ya que 630 reales van a parar para el pago de lo que se debía. Nos encontramos en el año 1679, es decir dos años después de las aportaciones anteriores.
 
Cabildo del 31/12/1679
 
“.. el tabernáculo de Ntra. Sra. el año pasado del 77 y que se presenta Diego Gil Rubio, vecino de este lugar ha redimido a dicha Cofradía el principal de 620 reales que determina de lo que debía a hacer la una y otra cantidad en consideración que dicha Cofradía no tiene caudal para pagar el empeño que tomó para el adorno de dicho tabernáculo, acordaron que se ¿use? El depósito hecho por parte de Diego Rubio y con él y el demás caudal que dicha Cofradía tiene o adelante hubiere, se junte al principal de dichos mil reales y los demás réditos que se debieren hasta el día de la redención…”
 
La cuestión del endeudamiento viene reflejada porque si el arreglo valía unos 2,200 reales, las cantidades que costa se pagaron, quedan lejos de dicho montante.
 
Así, se pagaron 82,178 maravedíes que costó el dorar el retablo, y que en dicha cantidad va incluido lo que costó traer y llevar al maestro, que era de la villa de Cáceres. Igualmente por madera y unas piezas que le faltaban.
 
También tuvieron que pagar “11,129 maravedíes que costó el hacer y la madera del quita-polvos que se puso sobre el retablo”
 
Para rematar el altar hubo que hacer un frontal, por el que se pagaron  5,644 maravedíes
 
Así pues, todo ello nos está indicando que dicho retablo es anterior a estas fechas, puesto de lo que  se trata es de arreglar y dorar dicho retablo.
 
No olvidemos que con frecuencia se hacían retablos cuyo costo era elevado y que se dejaban a madera vista. El dorado en algunos se hacía con posterioridad.
 
Parece ser, que, cuando se termina toda esta obra del retablo, se encuentran con una dificultad. ¿Qué hacer con el retablo anterior? La solución las encontramos en un cabildo del año 1730
 
“Y dijeron que por causa de haberse hecho para la imagen de Ntra. Sra. del Rosario un retablo de talla, de las limosnas que se juntaron por el lugar, se hallaban con el que tenía dicha imagen antes, deteriorado y viejo, que viese dicho cabildo que se había de hacer de él, o si se había de vender o darle a algún a otra imagen que lo necesitase, a la cual proposición unánimes determinaron y dijeron diese dicho retablo a la ermita de la Santa Marina por necesitarlo para la imagen de la Santa y el que tiene ésta se dé a Santa Lucía, deseando el menor adorno para dichas imágenes y que del caudal que tiene santa Marina se den 100 reales para ayuda de dorar el dicho retablo de Ntra. Sra. a todo lo cual ha de preceder licencia del Sr. Provisor, principalmente por lo que toca a las 100 reales que ha de dar la ermita de santa Marina, pero si no se alcanzase dicha licencia, entonces se le hace de parte de esta Cofradía donación de dicho retablo a la Santa, sin que por él pague nada”
 
Se concedió dicha licencia
 
Esta fue una gran obra para aquellos tiempos. Pero, sin salirnos del tema del retablo, tenemos que consignar, que todas las cosas se deterioran. Por ello en el año 1765 hubo que hacer una nueva reparación que ciertamente no supuso un coste tan elevado, porque se pagaron “76 reales que costó componer el retablo de Ntra. Sra. a toda costa”
 
La Imagen
 
La actual presentación de la imagen de Nuestra Señora la Virgen del Rosario, no debió ser la original, aunque queden restos de ella. En estas cuestiones, como otras de la vida, se imponen las modas.
 
Hacia finales del siglo XVII y XVIII junto a la esplendidez de las artes del gótico y las cofradías aparece el gusto por lo ampuloso, que da paso a las imágenes vestidas. Muchas de estas imágenes son tallas del gótico e incluso de románico a las que hay que mutilar, cabeza, brazos y pies y ponerles un bastidor. Otras son bastidores con los  dichos miembros ad hoc como soporte de los vestidos o mantos.
 
Muchas de estas imágenes han llegado hasta nuestros días, así conmueven el sentimiento de las gentes, a la vez que satisfacen en no pocos casos, la vanidad de dirigentes o cofrades que pueden competir su riqueza y suntuosidad con las imágenes de la hermandad vecina.
 
La imagen de la Virgen del Rosario debió ser de talla. Se deduce por la redacción que se hace de la modificación:
 
Cabildo del 15/01/1747
 
“Yo el escribano de ella les hice saber de parte del Mayordomo actual la siguiente proposición: Juan Fernández del Barco Mayordomo de la Cofradía de Ntra. Sra. del Rosario ante vuestras mercedes digo: como deseando el mayor culto y veneración… debido a María Santísima pidiendo a sus mercedes su consentimiento, he propuesto que la imagen suya, a quien con tanta reverencia veneramos se disponga para que por mejor se vista y en la forma que pidieren sus festividades y los misterios que en ella se celebran y habiendo de ejecutarse esto por artífice inteligente, teniendo confianza en D. Tomás de Sande, vecino de Cañaveral, en quien se tiene confianza y experiencia de haber compuesto otras imágenes de Ntra. Sra. en la mismo forma dicha, habiendo quedado muy contentos en los pueblos donde lo ha ejecutado a cuyo fin he hecho que el dicho Don Tomás, haya visto la imagen para si sus mercedes determinasen, saber el coste que podía tener y habiéndola visto dijo que la compondría a toda satisfacción en la forma dicha y hablando sobre el precio dijo que aunque en Torrejoncillo había llevado por dos imágenes que compuso por cada una cien reales, que aquí la compondría por ochenta reales, y se le advirtió que al rostro de Ntra. Sra., no se había de tocar a él, y que había de poner brazos con goznes a la imagen quedando esto tratado hasta alcanzar el beneplácito de sus mercedes de que no se dudaba el afecto y devoción que sus mercedes a esta devota Sra. y también pongo en la consideración de Vds. que para satisfacer la cantidad de los ochenta reales nos obligamos los alcaldes de dicha Cofradía y yo como mayordomo a pedirlo de limosna entre algunos devotos para satisfacer dicha cantidad en parte o en todo si se juntase bastante y si algo faltase lo supliera la Cofradía… quedó se componga.
 
… dieron su consentimiento y dijeron se ponga luego en ejecución por ser todo en honra de María Santísima.
 
Decía lo de la moda, porque se habían hecho en otros lugares cercanos la misma operación con imágenes.
 
Pero la fe en la Virgen del Rosario siguió creciendo entre los vecinos de Casas de Millán, pues siguieron perteneciendo a la Cofradía. Cada año había nuevos cofrades.
 
Ello también repercutía en los signos o símbolos que seguían siendo expresión material de dicha fe.
 
Así nos encontramos con aportación de doscientos reales para una imagen del Niño Jesús.
 
En 1692 ya se hace referencia al inventario de lo que posee la Cofradía, manifestación de las diversas preocupaciones en la exaltación de la imagen como expresión de la devoción. Ya posee dos coronas para lucirlas en las procesiones y celebraciones.
 
Por supuesto que también su Hijo podía lucir su cabeza coronada, pues el maestro de platería Leonardo Pérez, en el año 1693, adereza una corona que supuso 27 reales y medio que valen 935 maravedíes
 
En 1765 se manifiesta la devoción que los casitos tenían, aun cuando estuvieran fuera, en Plasencia, a la Virgen del Rosario. Así lo expresa Lic. Francisco Retortillo, vecino de Plasencia y natural de este lugar, que  regala un manto a Ntra. Sra. del Rosario.
 
En 1867 se cierra el libro de esta Cofradía. Nada histórico hasta el momento sabemos de su terminación.

martes, 2 de octubre de 2018

La Cofradía de Nuestra Señora del Rosario (I)

No quisiera empezar este capítulo, sin hacer referencia a que Fray Enrique Escribano González, “casito” le dedicó un artículo en la revista del Monasterio de Guadalupe, mirando especialmente las Ordenanzas.
 
Es primeramente interesante ver la historia de las cofradías de la Virgen del Rosario.
 
Las Cofradías del Rosario, nacidas a fines del siglo XV a iniciativa de Fray Alano de la Roca, formalizan definitivamente el rosario, de honda tradición monástica, y lo trasvasan al ámbito urbano, creando un asociacionismo seglar en torno a los conventos de la Orden Dominicana.
 
La Cofradía adquiere mayor arraigo entre la población en la segunda mitad del XVI, siendo un hito trascendente la victoria naval de Lepanto (1571). Tras ella, el instituto de las cofradías establece las denominadas fiestas mensales (mensuales) con misa solemne y procesión claustral los primeros domingos, y obligación de confesar y comulgar, siendo la principal la de octubre, también denominada de la «Batalla Naval» conmemorativa de Lepanto y dedicada especialmente a la Virgen del Rosario, con función, panegírico, música y procesión pública por la feligresía con la imagen. Se celebraron en la festividad de la Purificación.
 
Enseguida llega a la parroquia de Casas de Millán, donde aparece en 1569, y es cuando da comienzo el libro que recoge las actas de los cabildos, aunque sus ordenanzas se aprueban posteriormente.
 
¿De dónde viene la influencia de las Cofradías  en Casas de Millán?
 
La influencia dominicana a este pueblo puede venir del convento de la Fuente Santa de Galisteo.
 
Es un convento que estuvo situado al sur de la población y que fundaron los condes de Osorno, que posteriormente desapareció con la revolución francesa en 1811, aunque también hubo bastante desidia por parte de los mismos dominicos.
 
De hecho en el encabezamiento de la aprobación de las Ordenanzas de la Cofradía de Ntra. Sra. de Casas de Millán aparece Fray Lorenzo de Almaguez, Prior del convento antes mencionado. Así aparece:
 
“Yo Fray Lorenzo de Almaguez, Prior del convento de la Fuente Santa de Galisteo, acepto y apruebo todas las ordenanzas que hay en este libro de los cofrades del Rosario de las Casas de Millán, y nombro por capellán de la dicha cofradía al bachiller Juan Gutiérrez de Paz.”
 
Al depender de la Orden de Predicadores las Cofradías, y estar bajo su organización y cuidado, nos podemos explicar fácilmente la presencia del escudo de la Orden en el rosetón del altar que se llama de la Virgen del Rosario, hoy dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Posteriormente se verá el cuándo se construyó.
 
Debía estar muy arraigada la costumbre del rezo del Rosario en el pueblo, pues se podría decir que la casi totalidad del pueblo se inscribe en la Cofradía. Prueba de ello es que se indica en una ordenanza:
 
Y porque en este lugar se solía decir cada sábado una misa cantada a Nuestra Señora, queremos que se diga y que la devoción no se pierda, la cual misa a de ser por todo el Pueblo pues todos son cofrades, y también por todos los difuntos.
 
Son, en muchas ocasiones, los componentes de la familia en conjunto los que se apuntan. Así lo muestra la primera inscripción de cofrades que contiene el libro 1º de la Cofradía.
 
Además como consta en su segunda ordenanza:
 
“Ordenamos que en este santa Cofradía puedan entrar cuales quier personas de cualquier estado y condición que sean, ora sean grandes ora pequeños, ora hombres, ora mujeres sin obligación a pagar cosa alguna por la entrada.”
 
Es muy importante cual es la finalidad de esta Cofradía, cosa que nos indica el aprecio por lo espiritual que se tiene en aquellos tiempos y la fe que profesan públicamente en la “comunión de los santos”.
 
“Que cualquier cofrade participe de todos los bienes espirituales, de oraciones, ayunos, limosnas y disciplina y misas que se dicen y hacen en toda la cristiandad por todos los de esta santa Cofradía, que son cofrades, y los reverendísimos Generales de la Orden de Santo Domingo les hacen partícipes de todas las buenas obra y bienes, oraciones, ayunos, disciplinas, predicaciones, sacrificios, limosnas que se hacen en la dicha Orden por todos los frailes y monjas de ella.”
 
También tienen sus obligaciones y como principal el rezo del santo rosario:
 
Queremos que cada cofrade rece cada semana a lo menos un Rosario entero, que son quince Pater noster, y ciento cincuenta Ave Marías Rezando con cada Pater Noster, diez Ave Marías.
 
Pero si el tal cofrade estuviere enfermo o tuviese otro legítimo impedimento para no poder rezar el Rosario, lo pueda hacer rezar a otro y tanto le valga cuanto a la participación de los bienes espirituales de la Cofradía como si él mismo lo rezase.
 
Otra de las obligaciones que tiene, queda especificada en la ordenanza 8ª
 
Ordenamos que la fiesta principal y advocación de esta santa Cofradía en este pueblo sea el postrero domingo de agosto, en la cual fiesta todos los cofrades no impedidos sean obligados a hallarse a las primeras vísperas teniendo velas encendidas, a la Magnífica y oración…
 
Y como no podía faltar:
 
“…que aquel día se haga una solemne procesión: llevando la imagen de Nuestra Señora del Rosario en sus andas por las calles do es costumbre andar la procesión del Santísimo Sacramento y que todos los cofrades lleven de su casa, cada uno, una candela encendida en la una mano, y en la otra el Rosario y que todos vayan rezando con mucha devoción y sosiego”
 
Hay una característica, común a casi todas las cofradías, reflejo de la alegría que tanto necesitan los cristianos en todo momento y es la fiesta. Con frecuencia se tiñe de melancolía y tristeza la fiesta cristiana, sobre todo en nuestras culturas clericales, pero que no es así en el pueblo sencillo, ni en todos los tiempos. Observamos que en las ordenanzas también se refleja:

“…que si hay posibilidad y el pueblo es grande, que este día se hagan todas las fiestas y regocijos que es razón se hagan en alabanza y honor de la santísima Madre de Dios, para que como en el día del Corpus Cristi es alabado el Hijo en este sea alabada la madre con danzas y autos y otras fiestas posibles.”
 
“…que se han de prevenir con tiempo para este día de la fiesta encargando con tiempo los autos y representaciones a los que mejor salieren con ella y las danzas ni más ni menos ayudándoles los oficiales de la Cofradía en todo lo que pudieren conforme a su posibilidad, sin que haya juramentos, blasfemias, maldiciones u otra cosa que no huela a caridad.”
 
Y terminamos esta introducción al desarrollo de la Cofradía haciendo constancia que las 23 ordenanzas fueron no solamente aprobadas por el superior del Convento Dominico de La Fuente Santa de Galisteo, sino que conlleva la aprobación del Obispado de Plasencia:
 
“Nos Dr. Don Juan Quijada de Almaraz, visitador General Por su A. Don Fray Enrique Enríquez, Obispo de Plasencia del Consejo de su Magestad Real, habiendo visto que las reglas ordenanzas y constituciones de la Cofradía de Nuestra Señor del Rosario, de lugar de Las Casas de Millán y por ellas consta por justas y moderadas, por las presentes la confirmamos y aprobamos…”
 
Datos históricos sacados de los libros correspondientes a la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario

Nos situamos hacia mediados del siglo XVII. Se puede deducir fácilmente que la cofradía lleva un tiempo funcionando, ya que entre los primeros gastos que se consignan nos encontramos con la aportación de doscientos reales para una imagen del Niño Jesús.
 
En dicha cofradía, como se estipula en las Ordenanzas, no hay impedimento para nadie en apuntarse en ella. Por eso aparecen clérigos, casi todos naturales de aquí, como Lic. Miguel Rosado, cura de Grimaldo. Lic. Matías Gil y el Lic. Juan Santos y el Lic. Francisco Gil Íñigo.
 
Quiero hacer notar la calidad de dichos clérigos, pues todos ostentan el título de licenciados.