lunes, 17 de septiembre de 2018

La desaparecida ermita de Santa Lucía

Con frecuencia hemos oído denominar a Casas de Millán como la villa de las siete iglesias, aunque en realidad fue de las ocho, pues consta que existió la ermita de S. Miguel Arcángel. ¿Cuáles eran las siete iglesias o ermitas? La iglesia parroquial, Ntra. Sra. la Virgen de Tebas, S. Sebastián, San Juan, Santa Marina, S. Ramón y Santa Lucía.
 
Con frecuencia no salían las siete. Era cuestión de indagar cuál faltaba. Por fin en el libro de la Cofradía de la Vera Cruz aparece, gracias a los informes que se dan. Es verdad que la imagen sigue en San Sebastián, pero no había ubicación de dónde estaba la ermita. Era Santa Lucía. Debía ser de una cierta antigüedad, pues lo que se nos reseña así lo constata.
 
¿Dónde estaba? El Señor Cura de la Parroquia tiene que dar un informe al Obispado para que pueda desaparecer o reconstruirla, y en él nos dice lo siguientes:
 
“En 19 de Diciembre de 1695. Informe del Cura Onofres Paniagua, (hijo) de Juan Rosado, de Las Casas de Millán y Mayordomo de la ermita de Santa Lucía del dicho lugar, dijo que en el ejido de dicho lugar estaba la referida ermita, la cual se ha caído a causa de no tener suficientes cimientos y se halla su techo desmantelado y en el dicho lugar hay (y) de bajo X Que a sus expensas (procuren) reedificar nuevamente y para que esto no cese, suplico a Vd. se sirva dar licencia para que se demuela del todo la que está caída  y que el material que de ella (se derive)se aproveche en la que nuevamente se ha de hacer. Pido… y el despacho necesario…”
 
Se hacen las correspondientes solicitudes y peticiones para poder demoler la ermita
 
“En el lugar de Casas de Millán en 20 del mes de diciembre de 1695: visto este auto del Provisor por su merced el Lic. Andrés Díaz, cura propio de dicho lugar en razón del informe que por él se manda hacer, dijo que es así, que la ermita de santa Lucía, que repite la petición, está quitado el techo por haberse viciado desde sus cimientos y habiendo sido vista por oficiales de mampostería ha parecido que el sitio tiene mal terreno para cimientos y cerca de él hay otro sitio más seguro en que a poca costa mudados los materiales se puede edificar más segura a lo cual algunas personas devotas han ofrecido ayudar y el parecer de dicho Señor Cura es que conviene se haga así y lo remite al arbitrio del Señor Provisor, así de claro. Y firmo”
 
“En 23 de enero de 1695. Vistos da fe que se pide.  Autos
Onofre Paniagua, de Juan Rosado del lugar de las Casas de Millán, mayordomo de la ermita  antigua de dicha santa se demuela y que con su material se haga otra nueva en mejor sitio y más suficiente que la primera, para cuyo coste contribuyen vecinos devotos de dicho lugar. Presento y juro este informe hecho para el cura de dicho lugar por donde consta lo que mi parte tiene. Pedido=suplico y al Ilmo.  De su vista dar lo licencia que tengo pedida y que no cese el celo de las devotas. Pido… costas.
 
Licencia.
 
En la ciudad de Plasencia a 23 días del mes de diciembre de 1695 ante el Señor Licenciado D. Blas Asensio de Grado y Mateos Provisor y Vicario General de esta dicha ciudad y su obispado le presento la petición de demolición, y vista por su merced con los demás autos que en ellas se menciona, dijo daba y dio licencia en forma al Mayordomo de la ermita de santa Lucía del lugar de Casas de Millán para que puedan demoler y deshacer la ermita antigua y con su material que ha quedado en ella puedan reedificarla  para hacer de nuevo otra ermita para dicha santa adentro estará cuidada. Y inhabitable la que antes tenía, según y cómo se expresa en el informe y pedimiento presentado en 19 del corriente y por  este fiauto así lo pronuncio mando y firmo.
 
Nos quedan algunas dudas: ¿Se hizo posteriormente dicha ermita? Da la sensación de que no. No obstante lo que sí sabemos es que en el año 1793, Santa Lucía está agrada a la Cofradía de S. Juan, pues a dicha asociación se remite la imagen de Santa Marina.
 
Así terminamos ese capítulo de la Cofradía de la Vera Cruz, que nos ha dado un poquito más de conocimiento de nuestra fe religiosa, no tanto como decíamos en los grandes personajes, sino en las bases fundamentales del Pueblo de Dios.