miércoles, 6 de septiembre de 2017

Francisco de Paniagua


No es fácil fechar exactamente el día del nacimiento de este insigne ermitaño, que con su devoción, erigió los cimientos de la ermita y devoción de Ntra. Sra. de la Montaña, Patrona de Cáceres.
 
Seguro que en muchas ocasiones contemplaría desde la Sierra de la Mosca su pueblo natal, Casas de Millán, en la Sierra de Santa Marina, uniendo las dos advocaciones marianas de Tebas y la Montaña.
 
Porque su devoción a Santa María, se alimentó, como en tantas ocasiones entre los cristianos, de la devoción de sus padres a Nuestra Señora de Tebas, que es muy anterior a su nacimiento.
 
De los libros parroquiales ha desaparecido su partida de bautismo, pero es muy probable que fuera hermano de María de Paniagua Jiménez, hija de Diego y María, dándonos una cierta clave para entroncarlo con su primo Jerónimo Jiménez González de Juan y Estefanía, que aparece en los relatos de su vida como primo de él, con residencia en Cáceres, y que, acudiendo al abrigo de la familia, se instala en 1,621.
 
En esos caminos de Dios, tan inescrutables con frecuencia, hacen que Francisco en principio portando una imagen de la Virgen, tal vez réplica de la de Tebas, o Monserrat, como sostienen otros, deambulase por pueblos y aldeas solicitando y recogiendo limosnas para edificarle una capilla.
 
Aquí podemos ver, cómo la edificación de la Iglesia se hace con grandezas y pequeñeces. Así construyó Casas de Millán, con la sencillez de una ermita, de transcendencia más conocida, como la grandeza de los coetáneos de Francisco de Paniagua, los hermanos Trejo de Paniagua, paisanos suyos, en las alturas cardenalicias y episcopales.
 
Nuestro buen Francisco desde la pobreza económica, caminando, encuentra sitio para vivir durante un tiempo en una cabaña que construyó, aprovechando unos peñascos altos que por allí había, para vivir su fe como había decidido.
 
Pero para Ella quería otro sitio, el cual coincide con el punto de la gruta, popularmente conocida por "la cueva", donde está colocada actualmente la imagen pequeña de la Virgen.
 
La primera capilla fue construida por Paniagua entre 1621 y 1626. Tenía en origen 6,5 metros de longitud y 2 metros de anchura, aunque posteriormente fue ampliada hasta los 7,5 metros.
 
Aquí fue donde D. Sancho de Figueroa, Cura de Santa María y amigo de Paniagua, dijo la primera misa el día 25 de marzo de 1626, fiesta de Nuestra Señora de la Anunciación.
 
Francisco durante una década más, va viendo como el fervor y devoción de los cacereños, va aumentando. No necesita más. Con mirada maternal, la Madre de la Montaña lo recibe en las moradas de su Hermano Jesús, aunque sin desprenderse de los pies de la adorada imagen de la Virgen, dicen que un 22 de Agosto de 1636.
 
Un fruto más de la Iglesia de Casas de Millán, que deja perpetuidad en aquellos cristianos que oyendo el mandato del Maestro, “id por el mundo y proclamad el evangelio”, lo proclamaron y lo hicieron fructificar el ciento por uno.
 
En tardes límpidas del horizonte, desde aquí se sigue contemplando el blanco santuario donde Francisco Paniagua sembró el grano que seguirá dando fruto y fruto abundante.
 
Juan Francisco Arroyo Mateos en su libro: Veintidós grandes santos extremeños de la diócesis de Coria-Cáceres escribe:
 
Lo mismo cabe pensar del eremita Francisco de Paniagua, el introductor en la capital cacereña de la devoción a Nuestra Señora de la Montaña, porque este humilde siervo de Dios motivó así para bien espiritual de Cáceres y toda su provincia, no menor obra buena que la que otros hacen al fundar una Congregación Religiosa.
 
Pero como siempre, el silencio de sus paisanos, sigue gritando un recuerdo para este “casito” del que muchos desconocen su existencia, e incluso su relación. Como para el gran Miguel del Barco, y otros, tienen que venir de fuera para indicar que al menos una calle haría recordar la gran relación de Cáceres y Casas de Millán. Al menos allí, sí se le ha dedicado una calle, entre la del 18 de Julio y Alfonso IX.
 
Es más, últimamente ha quedado consignada su figura, aunque con idealismo, en un busto junto al santuario de la Virgen de la Montaña. Es obra del escultor Antonio Fernández. Para realizarlo ha tenido que imaginar cómo eran los eremitas de aquella época, pues han buscado y han hecho muchos estudios, pero no han conseguido encontrar ninguna fotografía de él.
 
El coste del conjunto de la peana y la escultura ha sido de unos 6.500 €. La escultura la inauguró el Alcalde de Cáceres José María Saponi, y la bendijo el obispo de la diócesis Ciriaco Benavente, un 7 de Mayo de 2006.
 
Como se lamenta “El grupo popular de Casas de Millán”: No sabemos el motivo, pero no asistió nadie de la Corporación Municipal de Casas de Millán, ni tampoco eclesiástica.

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