miércoles, 14 de junio de 2017

D. Gabriel Trejo y Paniagua (Cardenal Trejo) - (III)

Abad de Burgohondo

 Municipio: Burgohondo, Valle del Alberche y Tierra de Pinares

El monasterio se halla en el pueblo de dicho nombre en la provincia de Ávila. Ya en 1178 el Obispo de Ávila lo reconoce, albergando canónigos regulares de S. Agustín. Sus inicios en el edificio, fue la compra de una casa, transformada posteriormente para adecuarla a las funciones monacales.
 
Conviene advertir que dicho nombramiento de Abad de Burgohondo era otorgado por el Rey entres sus predilectos. Algunos de estos Abades fueron grandes eruditos de la época e incluso muchos de ellos fueron Inquisidores Generales… como el Cardenal Gabriel Trejo y Paniagua.
 
Algo que también nos puede parecer extraño es que el Cardenal, no vivió en dicho monasterio, y ello porque el beneficio abacial no exigía residencia. Puede, como veremos más adelante, que sí que estuviera en dicha abadía, aunque no mucho tiempo, cuando por cuestiones relacionadas con Rodrigo Calderón, cayó en desgracia.
 
No obstante consta que tuvo que intervenir en alguno de los numerosos procesos judiciales que se entablaron entre abades del monasterio y los pueblos de alrededor.
 
Baste recordar el que mantiene el abad-cardenal Gabriel de Trejo y Paniagua (al frente de la comunidad al menos entre 1617 y 1621) a principios del siglo XVII, que obtiene una sentencia a su favor en 1617, por los derechos sobre los diezmos de los molinos de Burgohondo, Hoyocasero, Navatalgordo, Navaluenga y Navalacruz, así como los del Barraco, fuera del territorio de su jurisdicción, según se especifica en la introducción al primer número de este capítulo cuarto.
 
La estancia del Gabriel en Roma, también tuvo que ver con el cometido que se le hizo a su hermano Antonio, pues como decimos en su apartado, le ayudó, dadas las relaciones que ya tenía allí.
 
Cosa curiosa, que se encuentra en relación con alguna de sus venidas desde Roma. Parece que se indaga la posesión de pinturas de un famoso pintor llamado Guido Reni. Fue uno de los primeros pintores durante el papado de Pablo V, de la Escuela Boloñesa. El Cardenal pide privilegios para pasar sus posesiones mobiliarias. Dice así:
 
Otros destacados personajes españoles residentes en Roma en la década de los veinte pudieron poseer obras de Reni, como el cardenal Trejo: Señor, el cardenal Trejo dice que V. M. le ha hecho merced de presentarle a la Iglesia de Málaga y para su venida de Roma tiene necesidad de su real cédula para que en los puertos de mar y secos de la Corona de Castilla dejen pasar su ropa y hacienda libre de todos derechos, sin verla ni registrarla, su plata labrada, oro, dinero, sedas de Italia, bordaduras, no otras cosas prohibidas de entrar en estos reinos, suplica a V. M. mande se le libre su real cédula de paso para todo lo dicho que en ello recibirá particular merced”.
 
No aparece en este manuscrito mención explícita al cuadro de Reni, si bien se recuerda la venta de algunas pinturas pías de autor no especificado. El cardenal había partido para Italia a finales de febrero de 1621. A los 23 (de febrero de 1621) besó la mano al Rey el Cardenal Trejo Paniagua, para irse a Roma.
 
En este período el Cardenal, como era su cometido, atendió a los múltiples asuntos que se le presentaban y que según diversas referencias despachó brillantemente. Por supuesto que tenía sus adversarios a quienes no les gustaban sus actuaciones. De él hace referencia un poema satírico de la época, cuando dice al Rey Felipe IV, contra los gobernantes del rey anterior:
 
   Veinte borregos lanudos
   tiene Vuestra Majestad
   que trasquilar para mayo,
   bien tiene que trasquilar.
   Y, en trasquilando estos veinte,
   otros veinte le darán,
   que es bien que a su casa vuelva
   lo que en otras está mal:
   Lerma, Uceda, Osunilla
   Calderón, Tapia y Bonal
   Ciriza, Angulo, el Buldero,
   Confesor y San Germán;
   Gamboa, Heredia y Mexía,
   Soria, Texada y Tobar,
   el Arzobispo de Burgos,
   Trejo, aunque es cardenal,
   don Octavio de Aragón,
   que todos juntos darán,
   lo que a su corona deben.
  ¡Viva Vuestra Majestad!
 
Como podemos ver, siempre la historia se repite.
 
Momentos bajos del Cardenal
 
En el mundillo de los linajes sabemos que, como en todo colectivo humano, precisamente por la adquisición de poder, estuvo con intrigas y enredos.
 
No escapó el Cardenal a todas estas intrigas.
 
La raíz de todo ello está entre el Duque de Lerma y Conde Duque, que es quien quiere alzarse con todo el poder. Esto trae como consecuencia la persecución de Rodrigo Calderón. Entre los que más tienen que agradecer a Calderón nos encontramos con el Sr. Cardenal, “pariente de su esposa y hechura reconocida del valido”, y su hermano Antonio.
 
A Rodrigo Calderón se le prende, llevándolo a la fortaleza de Medina del Campo, y desde allí, se le mandó trasladar a la de Montánchez.
 
 “La nueva de este suceso hizo gran ruido en España y aun fuera de ella, porque en todas partes era conocido y afamado don Rodrigo Calderón por su antiguo valimiento, por su riqueza y su magnificencia. Los únicos que se prestaron a ampararle fueron su padre don Francisco, comendador mayor de Aragón, y el Cardenal de Trejo, sobrino de la marquesa su mujer, que desde Roma donde se hallaba pidió licencia al rey para venir a consolar y defender a su tío, a quien debía la alta dignidad en que estaba constituido en la Iglesia. Se la concedió el soberano, acaso porque en Roma no impetrase del Pontífice gracia para el procesado, y cuando el cardenal vino a España resuelto a penetrar hasta el calabozo de su tío, se halló con un mandamiento del rey en el que se le prescribía que pasara a Burdongo, en el obispado de Ávila, de donde era abad, y donde habría de permanecer hasta nueva orden.”
 
Sin poder hacer nada por su tío, el Cardenal tiene que volver a Roma.

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