lunes, 10 de abril de 2017

La Parroquia de San Nicolás de Bari



Si se han puesto las bases territoriales e históricas del pueblo de Casas de Millán, dada la intención de bosquejar las historias vivas de algunos de sus hijos en la fe, no podemos pasar por alto la realidad física del templo de su Parroquia, pues todos ellos nacieron al cristianismo en su pila bautismal.

En los inicios de los asentamientos que tuvieron lugar en la reconquista de la Extremadura, lo normal era la edificación de un pequeño templo, de dimensiones reducidas, dado los pocos primeros pobladores iniciales. En Casas de Millán debió ocurrir lo mismo. En un terreno, probablemente cedido por el Señor del pueblo, que debió ser un olivar, pues se hace notar en cuentas de la parroquia, que en el año 1732 se paga un precio por la poda de dichos olivos, se construye el primer asiento del templo parroquial.

Como se ha indicado, esto debió ocurrir en el s. XI-XII, antes de la fundación de Plasencia y su consideración como Obispado.

Pero la importancia que fue adquiriendo la “aldea menuda” a la que en el s. XVI se le asignan unos 1,400 habitantes, dio lugar a que se ampliara dicho templo.

La iglesia parroquial de San Nicolás de Bari no es de gran amplitud, al contrario, modesta: el edificio se alzó en los siglos XV y XVI con mampostería. Únicamente la puerta principal, con arco apuntado y cerrada por alfiz, las esquinas de la torre, en cuya cúpula se ve adornada por pometeados hispano-flamencos, tenemos que son de sillería. En principio la puerta debió tener un tejadillo de madera, pues aún están las ménsulas de apoyo.

Más humilde es la puerta de la derecha, que da al mediodía, culminada por un elemental arco de medio punto sencillamente moldurado.

El espacio interno, de nave única, se ordena en tres tramos separados por dos arcos diafragma de medio punto apoyados en pilares adornados con pometeados: sobre ellos carga una austera cubierta de madera dispuesta a dos aguas. La cabecera, cuadrangular y con gruesos pilares graníticos en las esquinas, se cubre con una cúpula de media naranja terminada de construir en el año 1666, como nos informa un epígrafe: "ESTA CAPILLA HIZO ESTA YGLESIA A SV COSTA SIENDO MAYORDOMO DIEGO ROSSADO ESCRIVANO AÑO DE 1666". A izquierda y derecha del ábside se disponen, respectivamente, una amplia capilla y la sacristía. A los pies se ubica la tribuna del coro, de madera y sustentado en esbeltas columnas graníticas con zapatas del mismo material.

Como decíamos más arriba, el edificio se iniciaría, sobre uno precedente, en los años finales del siglo XV acabándose en lo esencial a comienzos de la década de 1540, momento en el que se encarga el retablo mayor, como veremos. No obstante, la capilla mayor se remodeló profundamente y se añadió la actual cúpula entre los años 1660 y 1666, como consta en la inscripción antedicha y se refleja en la documentación parroquial consultada.
 
Tenemos que hacer constar que en la parte izquierda, se abre una pequeña puerta que da entrada al baptisterio, que como costumbre primitiva estaba cerca de la entrada. Esta obra es un añadido que realiza D. Manuel de la Cruz García Alonso. Obra que concluyó  en el 1808, siendo dicho  sacerdote, cura teniente ecónomo. Así consta en una inscripción que hay en el exterior.

En la parte derecha, hacia la mitad del templo hay una ampliación en forma de capilla que contiene unos retablos, que probablemente no son originales del templo, sino que pudieron ser traídos de algún convento desaparecido, o de ermitas. Alguno tiene trazas de haber pertenecido a una orden religiosa.

Como en todas las primitivas iglesias se usó como cementerio. De todos es sabido que esta costumbre estaba indicando  la confesión del artículo de fe de “la comunión de los Santo”. Vivos y difuntos unidos en Cristo. Bien lo delatan las inscripciones de algunas lápidas que se encuentran en el suelo.

Esto trajo algunos inconvenientes para el mantenimiento del templo. Así nos encontramos en el libro 9, fol.106 la consigna de un decreto del Sr. Obispo

Por decreto del Sr. Obispo se mandó echar un suelo a la iglesia, y en su virtud se ha embaldosado el primer tercio de ella que era la Arcada de diez reales, haciéndose la división de sepulcros con largueros y cabeceros de cantería a punta de diamante, estribados sobre pilastras de pizarras y ladrillo. Y a representación que se hizo por la Justicia, Regimiento y Promotor Síndico y por mí al Cura Rector se sirvió S. S. Y. decretar lo siguiente:

Lo primero que los párvulos sean sepultados en la ermita de S. Ramón, pagando a la fábrica los derechos acostumbrados, por ser corto el terreno de la iglesia atendiendo el número de almas, siendo dichos derechos diez reales por cada rompimiento de sepultura.

Lo segundo, que sin embargo que sin incluir el cuerpo de la iglesia, sin incluir la Capilla Mayor, está distribuido en tres tercios o arcadas, una de diez y otra de trece y otra de diez y nueve, de aquí en adelante solo haya dos arcadas, una de diez y nueve y otra de trece.

Lo tercero, que para evitar desazones, los sepulcros que se hagan nuevos se vayan abriendo en la arcada donde la voluntad del testador ser sepultado por su orden y sin interpolar alguna. Dicho decreto está con fecha de 28 de Agosto de 1798 y se halla en el Archivo.

Y para que conste lo firmo y el Cura Rector. D. Francisco Gutiérrez Garay.

También en relación con el cementerio se hace constar que tienen que: Echar un suelo de tierra por estar gastado y en tiempo de calor tener malos olores y no se pueden profundizar lo necesario las sepulturas.

Por estos y otros inconvenientes llega el momento de tener que separar el enterramiento de los cristianos, del interior de la iglesia a situarlos cerca de la iglesia, fuera. Así nos encontramos fácilmente con restos humanos en los atrios o alrededores de los templos. Aquí se optó por hacerlo de esta manera: un cementerio para párvulos, en la parte exterior de la sacristía; otro en la parte norte del templo, de donde arranca el camino de Grimaldo y cuyo solar aún está presente.
 
Todos estos cementerios o camposantos eran parroquiales.

Se da un paso más. En España, la orden de construirse los cementerios fuera del poblado para quitar la costumbre insalubre de enterrar en las iglesias, data del año 1773. Pero nos encontramos con que Carlos III mandó restablecer (1787) la disciplina de la Iglesia en el uso y la construcción de los cementerios, según lo dispuesto en el Ritual romano. Mandó además que se fuesen gradualmente estableciendo los cementerios rurales. A Casas de Millán le llegó ejecutar estas ordenanzas, en el año 1929.

La razón fundamental la encontramos en la petición que D. Secundino Leno Barco hace al Sr. Obispo para la concesión de bendecir un nuevo cementerio que el Ayuntamiento, a sus expensas, ha construido, dada la insuficiencia de capacidad  del parroquial. Es petición que se hace el 11 de Marzo de 1929.

Una vez concedida, a vuelta de correo, dicha bendición nos dice textualmente:

“En Casas de Millán, provincia de Cáceres, obispado de Plasencia, a veintiseis de abril, de mil novecientos veintinueve, el infrascrito párroco, por delegación del Ilmo. Y Rvdmo. Sr. Obispo de la Diócesis, concedida con fecha 12 de Marzo próximo pasado, procedió a la solemne bendición del Cementerio construido recientemente por el Ayuntamiento de este pueblo en el sitio denominado “Cerro de Valhondo”. Precedió un solemne funeral por los difuntos de la parroquia, celebrado en la Iglesia Parroquial, con asistencia de las autoridades y gran número de fieles y trasladados todos al sito del cementerio, fue éste bendecido por el párroco en la forma que prescribe el ritual. Para que conste firmo en Casas de Millán, fecha ut supra.

El Párroco: Secundino Leno Barco, rubricado. El Alcalde: Dionisio Fernández, rubricado. El Juez: Andrés Rivero, rubricado.”

Casas de Millán 21 de Abril de 1929

Como última curiosidad en relación con este asunto, nos quedamos con esta cita:  El día primero de Junio de mil novecientos veintinueve se enterró el primer cadáver en el Cementerio Nuevo Municipal, construido en el sitio denominado “Valondo”, siendo el primer cadáver enterrado el del párvulo Bernabé Marcos Jiménez.

El Retablo de la Capilla Mayor

“En el año 1933 don Tomás Martín Gil publicaba en la Revista del Centro de Estudios Extremeños un artículo dedicado a la parroquial de Casas de Millán, en el que concedía una atención especial a su retablo. Pero no revisó el referido investigador toda la abundante documentación existente en torno al retablo, que, por nuestra parte, hemos tenido ocasión de examinar. Es nuestra intención dar a conocer en el presente trabajo toda esa documentación original e inédita y, al mismo tiempo, realizar una serie de puntualizaciones sobre la referida obra y sus autores.”
 
Así dice, en uno de sus párrafos del trabajo realizado por Florencio Javier GARCÍA MOGOLLÓN, sobre el retablo de la parroquia de S. Nicolás de Bari, de Casas de Millán.

Es un trabajo magnífico, al que se remite, pues fue publicado en la revista de los festejos de Casas de Millán.
 

Solamente alguna puntualización en relación con la actual presencia del conjunto.

Cuando describe la calle central del retablo, al hablar de “el primer nivel lo llena una custodia-manifestador” se refiere al conjunto que se encuentra en la capilla lateral. Dicho manifestador se desmontó y sacó del retablo al hacer la reforma de separación del altar, que estaba adosado a dicho retablo.

Dicho manifestador, posteriormente fue reparado en los talleres de D. José Gómez y Gómez, en Trujillo y colocado en el actual sitio.

En relación con “por encima se sitúa una barroca escultura de San Nicolás, con los atributos episcopales de báculo y mitra, añadida al retablo posiblemente a comienzos del siglo XVIII, momento en el que sustituiría a la antigua”, se puede aclarar que dicha anterior imagen fue sustituida hacia 1785 pues se dice: “En la colocación de la nueva imagen de S. Nicolás de Bari, por la predicación se pagaron 30 reales."

La imagen de Sta. Marina

Como podremos ver posteriormente al hablar de la ermita de Santa Marina, la imagen fue llevada en principio, al abandonar la ermita, a la de S. Juan. Es de suponer que desde aquí se trasladaría, al desaparecer la de S. Juan, a la iglesia parroquial.

Órgano

Es de extrañar la poca referencia que se hace a un órgano, que no nos consta donde estaba ubicado, ni se nos indica sus características. Únicamente en el folio 216 del libro de fábrica reseña que se hace un “pago de 613 reales a José de la Vandera, maestro de dorar y pintar el nuevo órgano de esta iglesia.”
Y en folio posterior, en el año 1760 hay otra pequeña nota que dice: “pago de 72 reales a José Pérez por el trabajo de componer y afinar el (órgano) de esta iglesia.”

Cuadro de la Sagrada Familia en la sacristía

Hay un cuadro en la sacristía del que se ha especulado sobre su autor. De él se dice lo siguiente, que se toma del informe que da un reparador, al que se le presentó:

“Autor: pintor andaluz del s. XVIII
 
Tema: Sagrada Familia
 
Dimensiones: 198 x 135
 
Estilo: Cuadro de muy buena calidad, en el que se muestra un tema intimista, mostrando una escena familiar ideal, en la que la Virgen aparece cosiendo, San José en el banco de carpintero, y en la zona inferior están el niño Jesús y San Juanito, como niños de la pasión haciendo una cruz. En la parte superior hay un rompimiento de gloria en el que aparecen ángeles soltando rosas sobre la Sagrada Familia

En cuanto a la composición, está perfectamente estudiada, en primer lugar los niños se encuentran sentados sobre un escalón, lo que nos da una sensación de profundidad en el cuadro, este escalón nos introduce en la escena. Por otro lado en la parte superior se encuentra el rompimiento de gloria, que es algo divino, y en la parte baja está una escena muy humana (lo divino y lo humano). Hay dos líneas de fuga, una es el paisaje, que es una diagonal que viene desde la Virgen, pasa por San José y sale por el paisaje, hacia la lejanía, y a la vez une una escena interior que se abre hacia el exterior de forma armoniosa y sin ninguna brusquedad. La otra línea de fuga: Va desde los niños hasta los ángeles. Esta escena se inicia en lo humano y va hacia la gloria, la otra línea iba de un interior a un exterior. Los ángeles se introducen en la escena, sentados en una nube. Las rosas que dejan caer nos hacen mirar hacia ellos en un movimiento ascendente que se inicia en la escena infantil de la construcción de una cruz; a este movimiento de vista que está buscando por el artista es a lo que se le denomina línea de fuga.

Tiene muchas similitudes con pintores andaluces de finales del s. XVII.

El marco es de doble moldura tallada, no aplicada, con decoración vegetal y en las esquinas tiene conchas”

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El templo parroquial tiene una extensión de 386,20 metros cuadrados

La parte que debe corresponder al atrio es de 240,00 metros cuadrados

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