En otro lugar se ha indicado, que dentro del concepto de hermandades o cofradías, se implicaban aquellas asociaciones cristianas que veneraban reliquias. Muy extendida estaban las hermandades o cofradías de la Vera Cruz.
En principio sus comienzos se remontan a la veneración que se tuvo a la Cruz Verdadera donde fue crucificado Jesús de Nazaret y que se descubrió en tiempos de Santa Elena, la madre de Constantino.
Dice la leyenda que cuando se descubrió aparecieron las tres que estuvieron ese día en el Calvario. Para ver cuál de ellas era, Santa Elena hizo traer un muerto que tocó las cruces, y al tocar la verdadera resucitó. Esta era la VERA CRUZ.
Las hermandades de culto de la Verdadera Cruz se engendran en un determinado estamento social. Este tipo de Cofradías es calificado por algunos historiadores, de estructura horizontal y de clase. Así tenemos el ejemplo de la de Sevilla, que se constituye para conmemorar el hallazgo en Jerusalén de la Verdadera Cruz del Redentor, estableciendo la pureza de sangre a sus hermanos hasta varias generaciones anteriores.
Durante el siglo XVII y la primera mitad del XVIII, las cofradías de la Vera-Cruz, desarrollaron su vida de culto y beneficencia con normalidad y brillantez.
No sabemos cuándo se constituye la de Casas de Millán, pero sí podemos decir que a finales del siglo XVI, concretamente en 1597, aparecen las primeras actas de los cabildos o reuniones y cuentas referentes a dicho año, según consta en el libro 1º de la Cofradía. Es de suponer que estaba constituida con anterioridad, aunque sin consignar por escrito las reuniones y nombramientos correspondientes, o se han perdido.
Precisamente en una de las actas de reunión del día 20 de septiembre de 1674 consigna que hay que renovar la Santa Imagen del Cristo Crucificado, por estar maltratado, al mismo tiempo que se haga un nicho de cal y ladrillos en el altar del Santo Cristo, apremiando a los alcaldes a que si no lo hacen se les pone una sanción de mil reales de pena a cada uno.
No debieron realizar lo acordado, puesto que no pasado mucho tiempo refieren en una de sus reuniones, que:
“… considerando los lugares más convenientes para trasladar y poner el Santo Crucifijo por estar su capilla quebrada y mal dispuesta y que esté con más decencia y veneración, acordaron que el lugar donde está el Santo Cristo Resucitado se disponga y haga la obra sobre dicho y así mismo acordaron que se ha de hacer otra imagen nueva y que los oficiales miran y vean si hay dineros para todo y si no haya repartimiento por los cofrades para lo que dichas (obras) se hagan…
Parece verosímil, que la actual capilla de la izquierda del presbítero, es el lugar de que se habla, y que el nicho sea el que actualmente ocupa el Cristo.
Es curioso cómo, en el mismo cabildo, por no haber los cofrades de la cofradía conseguido lo propuesto en un cabildo (anterior), la pena de los mil maravedíes si no renuevan la imagen del Santo Cristo y les exigen que por vía de conformidad paguen seis reales.
Es curioso cómo, en el mismo cabildo, por no haber los cofrades de la cofradía conseguido lo propuesto en un cabildo (anterior), la pena de los mil maravedíes si no renuevan la imagen del Santo Cristo y les exigen que por vía de conformidad paguen seis reales.
Todo lo anterior nos está indicando la antigüedad, tanto de la imagen como del nicho, pues no suele una imagen deteriorarse tan fácilmente, ya que ésta solía ser una talla que dura mucho.
También los párrafos anteriores son un reflejo de la seriedad y compromiso que los cofrades tenían con su cofradía, pues las penas que se imponían son cuantiosas, indicativo de los componentes, dado que, aunque los cofrades ordinarios fueran gente relativamente humilde, los mayordomos y dirigentes no lo parecen.
Otra indicación del interés de los cofrades por su Cofradía es que pronto aparecen la confección y compra de una lámpara de plata. El alumbramiento de la imagen es muy normal en esta época, pues en todas las reseñas que se tienen de la contabilidad, aparecen el aceite y la cera como gasto, a veces bastante cuantioso.
Por fin, debió realizarse la obra, pues en 1689 aparece una nota sobre gastos de obra, aunque no se da reseña del pago al maestro de dicha obra.
No es inverosímil que la capilla se levantara sobre alguna más pequeña que la actual, pues hay que tener en cuenta que hace relativamente poco tiempo que se había levantado la capilla mayor, terminada en 1666.
Lo que sí consta son los varios importes de materiales que se usaron:
“Gastos mandados de labra de la capilla peonadas y saca de piedras: más se le pasan en cuenta ciento ochenta y tres reales que gastó en sacar la piedra para la capilla, jornales de los que fueron a escoger la piedra y lo que costó la piedra que se juntó y acarreo de la piedra, dos presentes que se hicieron con acuerdo de todos los alcaldes de la cofradía…”
Más se le pasan en cuenta quinientos quince que aportaron. Las arrobas de cal que trajeron algunos vecinos particulares de las partidas que les estaban repartidas en el repartimiento de que ha hecho mención en el cargo y qué cantidades y personas consta de dicho libro de gastos en cuya virtud se le pasa.
Más se le pasan en cuenta ochocientos noventa y dos reales que costó la madera que se compró nueva para dicha obra a Sebastián Mateos y compañeros vecinos de la villa de Serradilla
Mas se le pasa en cuenta mil cuatrocientos cuarenta y nueve reales y veinte maravedíes por los mismos que se debían a Domingo Sánchez, Alonso Gil, Juan Marín y Alonso de Paredes, todos vecinos de este lugar, de la cal que debajo de postura trajeron para dicha costo del asentamiento de dicho mayordomo y cuenta que tenía de dicha cal con los susodichos.
Más se le pasan cuatrocientos cincuenta reales por los mismos que pagó a los maestros de hacer tejas y ladrillos de los que hicieron para dicha obra y el gasto de conducirlos desde el tejar a la iglesia. Va entrado en la partida de gastos por mayor.
Más se le pasan cuatrocientos cincuenta reales por los mismos que pagó a los maestros de hacer tejas y ladrillos de los que hicieron para dicha obra y el gasto de conducirlos desde el tejar a la iglesia. Va entrado en la partida de gastos por mayor.
Más se pasan en cuenta quinientos sesenta y un reales por los mismos que pagó a Pedro Gómez Cordero, Juan García y Pedro Fernández Barco de su trabajo de acarrear la madera del río, piedra del Berrocal y del Palomar.
Solamente la suma de todo lo anterior nos da un total de 4.050,20 reales, suma que nos da idea de que se hizo lo que se llama actualmente la capilla.
Conviene también consignar que hubo una aportación para la obra por parte del Sr. Obispo: de los mil reales de limosna que su (señoría) dio para dicha obra… a la persona a quien el dicho mayordomo dejó encargado la solicitud para que se hiciese la imagen en dicha villa de Madrid y la costa que tasó de traer la imagen, como todos los costes del libro de gastos que presentó escrito en tres hojas medio de pliego entero que se le mandaron pasar.
Conviene también consignar que hubo una aportación para la obra por parte del Sr. Obispo: de los mil reales de limosna que su (señoría) dio para dicha obra… a la persona a quien el dicho mayordomo dejó encargado la solicitud para que se hiciese la imagen en dicha villa de Madrid y la costa que tasó de traer la imagen, como todos los costes del libro de gastos que presentó escrito en tres hojas medio de pliego entero que se le mandaron pasar.
Con posterioridad a las obras de la capilla se hace un nicho para la imagen del Resucitado cuyo importe en cal supuso 96 reales. Ello en 1680:
Pago de cal para hacer el nicho de la imagen del Cristo Resucitado. 96 reales Año 1680.
Pago de cal para hacer el nicho de la imagen del Cristo Resucitado. 96 reales Año 1680.
Mientras se hace la obra, probablemente se está tratando de renovar la imagen del Cristo. Por los datos que se tienen en los libros la imagen se hace, pues se queda escrito que:
“Hechura de imagen: más se le pagan en cuenta mil doscientos reales que pagó por la hechura del Santo Crucifijo a Juan Ruiz, vecino de la villa de Madrid, de que exhibió recibo.”
Y así mismo… esta partida de costa de… y hechura de la reja y ventana y la de sogas capazos y otras cosas que fueren necesario para dicha obra 2,183 reales.
Otra necesidad acometida durante estos años es la imagen del Santo Cristo que se lleva a los entierros y que la realiza Francisco Flores, vecino de Brozas, por la que se pagaron ciento cuarenta reales.
Hacia los años finales del 1600 está la Cofradía bien situada. Dispone de bienes, que están escriturados, al mismo tiempo que ya se consigna el inventario de todo lo que tiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario